jueves, 9 de diciembre de 2010

Dejes

Me dijeron que las cosas no serían así; que me despertaría un día habiendo conseguido un lugar que nadie más conocía y el recuerdo dulce en los besos de millones de labios, feliz todavía de abrazos chillados y detalles cómplices como cafés a media mañana, hojas caídas surfeando sobre ráfagas de viento o rayos de luz entre nubes...

Y las llaves de ese lugar las tenía yo y nadie más que aquellos que yo quería podían llegar hasta allí y estarse, atesorados con mimo y consentidores hasta la saciedad, depositarios de mi amor, mi amistad y mi cariño.

Me lo creí. Como creí que nunca vería tu espalda más lejana que a tiro de boca o tus pasos alejándoseme. Como aún lo creo. Como lo creeré siempre aunque mis manos vuelvan a su invierno de bolsillos mientras el regosto de tu sonrisa se aleja contigo.

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El gatuperio rizoso

martes, 30 de noviembre de 2010

De entre los seis elementos de la comunicación el receptor se erige en juez. A él va dirigido todo y de él todo retorna.

Y cuando uno dice todo otro debe entender todo, y no vale pretender que nada o algo son todo.

—¿Ni siquiera un poco?
—Ni eso.
—Pues seguiré creyendo que todo es por mí.
—Hazlo, yo también creo que es por mí.

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El mí gatuperio

viernes, 26 de noviembre de 2010

Harto

Cuando uno no puede más.

—A veces, al final todo se reduce a llenar los vacíos que otros han dejado.
—A ti no te han dejado nada vacío. En todo caso estás harto de miserias personales...

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El gatupétimo

sábado, 20 de noviembre de 2010

Un silencio

Y a todo esto, callo. No digo nada que sea más que nada, no vaya a ser que se sepa todo.

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El gatuperio agatupado

domingo, 31 de octubre de 2010

Probier

Te arracancaste cangrejos de los dedos por amor al comercio. A ratos pienso que no hay peor infierno que aquel en el que estés tú...

Y que conste que no renuncio a ningún hallazgo.

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El gatuperio llisto

martes, 19 de octubre de 2010

Ver, oír y callar

Mejor hubiera sido no ver nada. Pero nada. Y callar, sonreír un lento silencio arrastrado sobre todo aquello que mejor no hubiéramos visto, procurando no levantar el polvo de la necesidad de saber si hemos reparado en las mismas cosas, si las juzgamos sobre los mismos códigos, si las callamos por los mismos motivos.

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El gatuperio trébede

jueves, 14 de octubre de 2010

Gacío

Harto de vacío, te preguntas por dónde entraste en él. Lo sabes muy bien, no lo has olvidado ni por un momento, lo tienes tan a mano que ni tan solo te engañas con falsos recuerdos e idealizaciones.

Harto de vacío, sin salida posible. Por eso es el vacío.

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El vacuoperio

viernes, 1 de octubre de 2010

Renovación

Estos últimos días, el gatuperio se sorprende a menudo recitando aquello de...
Renovación, revolución,
sacudirse el yugo del tiempo
y ser eterno.

Muerte, corazón y tradición,
llora en el jardín de los cipreses
por lo que nunca hiciste,
en contraposición a lo mucho que lo deseaste.

Y claro, así no hay quien se concentre...

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El gatuperio retrospectivo

jueves, 16 de septiembre de 2010

Mudencias

Cómplice de tu sonrisa, tu silencio se esparce arropando cualquier duda... Central, rosa de todo viento, apuntado por todas las brújulas, se alía con esa mirada ya conocida de «piensa lo que quieras, que yo ya sé cuánto te necesito...»

Para lo bueno y para lo malo.

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El gatuperio evanescente

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Olvidar

A la hora de olvidar, prefiero olvidar los buenos momentos, dejar que se doren al fuego lento de su melancolía y que se fundan en una sensación tranquila y apacible, mézclandose en su último momento con otros similares.

—¿Y los malos recuerdos?
—Esos se atesoran con mimo. Todo debe tener su punto amargo...

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El gatuperio amarescente

martes, 7 de septiembre de 2010

Indefinidos

Mucho antes del principio no éramos nada que fuera algo.

Durante el principio, tampoco éramos nada, aunque ya empezábamos a ser un poco de algo; no es que fuéramos mucho más que nada, pero ya era bastante.

Un tiempo tras, ya siendo bastante, decidimos no ser todo. En efecto, no éramos todo, aunque cuando estábamos lo fuéramos sin querer serlo. Cuando no estábamos éramos nada, un nada con un poco de algo, pero no el poco de algo del principio, sino un poco de algo de más tarde (que es tan algo que se acerca a poco de todo).

Ahora parece que somos mucho, estemos o no estemos, queramos o no queramos (aunque lo somos porque queremos, pese a que haya alguno no sepa qué y algún otro que sepa demasiado).

Y quienquiera que se atreva a querer más, mucho más, bastante más, todo más e incluso más de todo, no va a querer nada diferente que el demás que no se atreve a nada ni a menos que nada.

Y en eso estamos.

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El gatuperio difuso

viernes, 27 de agosto de 2010

Adiós

—De acuerdo... Pero ten muy claro que nadie te querrá nunca como yo.
—Ni Jamás.

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El gatuperio al punto.

jueves, 26 de agosto de 2010

Calma

El mar, quieto, en bandeja; sin olas, sin viento, sin corrientes, sin orilla ni arrullo, callado con ese silencio de cuando miro sin mirar y estoy conmigo sin estar.

El mar, desnudo y sin azul, casi que sin sal ni misterios, mudo, sin el murmullo de la brisa por entre las torres de los castillos de arena.

El mar, falso como las verdades de las caracolas y los contratos de arrendamiento de los cangrejos ermitaños, conteniendo la respiración cada vez que pienso en ti...

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El gatuperio en su orilla

viernes, 20 de agosto de 2010

Wis

El gatuperio daría cualquier cosa por sentir lo que siente ahora mismo el resto de sus días. Pero sabe que precisamente por eso, porque no es cualquier cosa lo que debe dar, debe apurarlo hasta las heces...

O decidir. O decidirse para siempre...

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El gatuperio consin

miércoles, 18 de agosto de 2010

Otros momentos

Te necesito cuando te necesito, no en otro momento. El problema es que empieza a haber otros momentos que están disconformes con su «en»...

—¿En qué lo notas?
—En que si hablamos empezaremos así cada frase...
—Entiendo...
—¿Entonces?

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El gatuperio palilálico

martes, 17 de agosto de 2010

Sobre las olas

Hay un quien que no quiere nada. El otro quien lo quiere todo. Entremedio no hay camino, ni espacio posible con que graduar adecuadamente las apetencias.

Un quien besa con los ojos cerrados, sabedor del triunfo de sus labios; el otro, no los cierra, besa vigilante con el celo del policía que está atrapando al más buscado delincuente.

—¿Cómo sabes si cierro o no los ojos?
—En realidad, no lo sé...

Y los dos sobre las olas. Un quien no nada y se ahoga; el otro, todo y se desahoga.

Y en eso estamos.

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El gatuperio a besos

martes, 10 de agosto de 2010

Urgencia

Ligero, ligero, gatuperito...

Corre, que el tiempo no te atrape, ni te roce, que su zarpa no te despedace contra los días y las horas y su aliento no te lance contra las manecillas mareadas de tanta docena...

Ahí, cabalga la ola de las prisas y besa con ella, veloz, la dorsal de todas las orillas que infructuosamente hayan querido pactarte...

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El mezzo del gatuperio

domingo, 8 de agosto de 2010

Arena entre los dedos

Ahora que ya estás otra vez frente a ese mar que tanto te atrae, y has dejado de querer alejarte tan pronto como te haya entrado por los sentidos, abandona la orilla y adéntrate en el agua hasta las rodillas, siéntate justo donde la ola es espuma y aguanta...

Si coges arena notarás que se te escurre entre los dedos como el tiempo, sin poder evitarlo, y aunque la saques fuera del agua seguirá yéndose, y, aunque cierres los dedos, seguirá yéndose... Y seguirá y seguirá yéndose hasta por los intersticios de tu experiencia.

Y, si algo queda, no lo olvides, no lo maletiquetes en los baúles de la memoria abriendo las palmas contra la espuma: lo que podía diluirse ya se diluyó, lo que podía escurrirse ya se escurrió... Y tú no eres nadie para deshacerte de lo que se te quedó...

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La ribera del gatuperio

lunes, 2 de agosto de 2010

Tras los puntos suspensivos

Tras los puntos suspensivos existía el infinito; era cuando te ensortijaba los cabellos con los dedos mientras te besaba lárgamente las comisuras y el cuello. Y tu sonrisa era una sonrisa, y tus brazos me sostenían para no caer en él.

Todo ello era apreciable porque me concentraba en señalizar los caminos de tu espalda en un intento de recorrerlos con los otros dedos sin pasar dos veces por una misma encrucijada, convencido de que por algún lugar se llegaba a alguna parte.

Tras los puntos suspensivos existía ese lugar, desconocido y agradable, una estación terminal en la que descubrir nuevas sensaciones y apacentarse a la vera del tiempo sin que su fluir preocupara nunca más.

Yo lo ví, yo lo vi como veo ahora que nunca habría podido llegar a él solo y sin ayuda, y que todas las cartas, los planos y los mapas que llevaban allí eran billetes dobles...

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El marear del gatuperio

viernes, 16 de julio de 2010

Puntos suspensivos

Si la vida ordenara su periodos con signos de puntuación ahora mismo estaría en el primero de los puntos suspensivos. Y en esa dulce incerteza te haría un hueco para que pudieras domirte a mi lado y te arroparía con paréntesis de invierno y sobrecamas de punto y aparte.

—¿Y por qué no lo haces?
—Porque tras los puntos suspensivos se halla el infinito...

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El gatuperio cran

Pensar mucho

Pensar mucho en el final de algo implica desatender su propio desarrollo. Es la perversión del que no quiere un determinado final y con tal de no tenerlo modifica todo un curso. Entonces lo que deviene ya no es nada de lo que pudo ser.

Pensar mucho en el principio de algo no parece muy contrario a lo anterior, pese a que implica desgobernar suficientemente la nave como para que entre en cualquier rumbo de colisión. Entonces sucede lo que sucede.

Uno prefiere centrarme en el presente, vigilar y manejar con la destreza de la conciencia; saberse completo a cada momento y satisfecho de la experiencia.

Pero, por desgracia, para llegar a esta conclusión uno ha tenido que pensar mucho...

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El gatuperio ocurrido en sexta

jueves, 15 de julio de 2010

Revuelto

Sucede que me preocupa el durante, y no puedo dejar de pensar si es por el antes o por el después. Y lo peor de todo es que pese a que sea durante, aún no ha llegado, por lo que es un tras ahora.

—Entonces ahora te precupa lo que venga tras ahora.
—No, me preocupa durante ahora.
—No, no, todavía no es ahora, por lo tanto no puede preocuparte lo que no está sucediendo.
—Por eso no sé si es antes o después.
—Pues si no va a ser ni uno ni otro, preocúpate por el jamás.
—Y si son los dos, ¿no será mejor preocuparse del siempre?
—Ya estás en el siempre... No le tengas miedo.
—Y yo que creía estar en el nunca...

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El gatuperio gatuperio

lunes, 12 de julio de 2010

Rizos

Escaleras abajo se te escapan los rizos hacia mundos increados, incoloros e inconcretos. Cuento espejos con la esperanza de reflejarme en tinguno.

—En ninguno
—En tinguno.

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El gatuperio liso

lunes, 5 de julio de 2010

Consulta

El gatuperio cumple sus máximas mientras espera que otra no sobrepase sus marcas, pero al final, se traiciona a sí mismo, desesperado ante la constatación de marcas elásticas y cabellos al son ágrafo de una noche de verano.

Y en eso está, sentado en la sala de espera junto a la afasia, la discalculia y la disartria.

—Oye, ¿y tú a qué vienes aquí?
—A enseñarte mi etiología...

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El gatuperio bastardo

sábado, 3 de julio de 2010

Hiperbolia

En un espacio euclídeo, la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos.

—¿Y en uno gatuperiano?
—Es cualquier segmento que atraviese tu marca...

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El gatuperio elíptico

sábado, 26 de junio de 2010

Sosquín

Existe una tristeza paralela a la realidad. Existe un puño que aprieta el estómago, sin dedos ni uñas. Existe un desasosiego que no aparece en ningún diccionario porque todo el mundo sabe que sobreviene cuando se es huérfano de abrazos y confianzas.

Existe una melancolía de otros tiempos que solo la esperanza en el mañana mitiga, aunque cuando llegue uno constate que siempre es hoy y nunca mañana...

Y en eso estamos, en soslayar...

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El gatuperio aterido

lunes, 21 de junio de 2010

Concierto

Que podía tocar el tambor de tu espalda con las yemas de los dedos, era algo que sabía. Que su piel era tersa pero firme, era algo que intuía. Que al son de la melodía los dedos me iban a recorrer buena parte del país de mis deseos, era algo con lo que soñaba...

Pero que la orquesta de tus labios, al compás marcado por la batuta de tu lengua, tocara una melodía de acompañamiento... No estaba previsto.

Tendremos que volver a concertarnos...

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El gatuperio solista

Furia

A uno le gustaría poder detenerse en una sensación y experimentarla en su plenitud, de tal manera que no hubiera ni resquicios ni alividaderos ni recovecos en ella... Y eso ocurre cuando la tristeza deviene en única y verdadera, como el sol de mediodía de agosto; o cuando el odio aflora por los poros como la sangre por las heridas abiertas...

Entonces sucede que las lágrimas se convierten en lo más dulce que puede percibirse y por el estómago caen a un agujero negro todas las convenciones sociales. Uno quiere estar solo y con soledad se acoraza de otros y del resto.

Quiero esa emoción para dominarla y forjarme con ella una mirada que me permita incendiar corazones y una lengua que pueda morderme sin que su veneno ni su furia me puedan. Quiero esa emoción para afilar en ella el cuchillo de la venganza y tenerlo siempre preparado...

Y la quiero ya.

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La saña del gatuperio

viernes, 18 de junio de 2010

Decadencia

Atardecen las sombras.

El camino ha sido largo. A pie de arena él da calada tras calada. Ella le marca la distancia sin dejar que se acerque. Él da una calada larga y antes de hablar sopesa cada palabra.

—No quiero que hipoteques tu futuro con un tipo como yo, muñeca... —dice con seguridad mientras expulsa el humo, tras acabar añade— Mereces algo mejor.
—Oh, no, Hunfredo, no digas eso —protesta ella mientras cierra los puños fuertemente queriendo contener lo incontenible, pero le es inútil —. Yo... Yo te amo, Hunfredo...
—Nena, todavía eres demasiado joven como para saber lo que dices —asevera mientras alarga la mano y la acerca hacia sí sin aviso previo—. Cállate y bésame...
—Oh, Hunfredo...

Cada uno siente que el único aire posible proviene del otro.

Música.

Contrapicado.
Plano general del horizonte.
Fundido en negro.

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El gatuperio theend

Aserto del final

El camino a veces no tiene otro final que el final y, aunque parezca paradójico, ese final en ese momento no es el final que uno desea.

—¿Y qué final desea?
—Un final que no sea final.
—Pues empieza por un principio que sea principio.

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El gatuperio contradicto

jueves, 17 de junio de 2010

Mudo

Smith and Wesson describen por vez primera la afasia de Winchester en junio de dos mil diez. La observan en un sujeto al que describen como hipócrita, aunque coherente.

Colt refiere, tras leer el artículo de Smith and Wesson, un caso de afasia de Remington en un individuo solitario que cabalgaba por un campo cuadriculado.

Herrera da noticia ológrafa de un caso de afasia de Maverick en un gatuperio propenso a caprichos y sirenas.

El resto es silencio.

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El gatuperio telmah

martes, 15 de junio de 2010

Promesas

Te miro con los ojos amargos del que siente culpable de nada. Me miras con los ojos dulces del que se sabe inocente de todo.

Un cielo gris rompe lo que no se rompe y empieza a llover sobre donde no puede llover.

Me doy cuenta de que lo que estaba vacío no estaba vacío.

—Pues no, no lo estaba.
—¿Y qué había?
—Tu promesa de llenarlo.

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El gatuperio roto

sábado, 12 de junio de 2010

Estesia del capricho

La experiencia es más completa cuantos más sentidos participen de ella. Te puedo ver y te puedo oir, pero no sé a qué hueles ni sabes, y si te creo suave es porque así te percibo.

Tal vez sea porque me quema el temor a quedarme pegado a tu piel si te acaricio, o a no poder dormir si no me arropo con tus manos, o a no recordar a qué sabe la miel ni qué aroma exhalan las rosas...

Tal vez sea porque ya he perdido los ojos y la palabra...

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El gatuperio hiperestésico

viernes, 11 de junio de 2010

Diálogo arremolinado

—Me gusta que me gustes. Me gusta mucho. Me encanta.
—Ya, ya veo que te gusta tanto que te encanta...

Es más de media tarde. Algunas miradas se pierden para no encontrarse con sus ojos. Comienza a mediar una silenciosa eternidad más que cómoda... De pronto, una duda, fática, la rompe.

—Pero... ¿Te gusta más eso que yo?
—«Eso» es «yo». Es lo mismo.
—No, «yo» no, «tú».
—¿Entonces te gusto?
—No sé, a lo mejor me gusta lo mismo que a ti.
—A mí me gusta que te guste que te gusto.
—Entonces me gusta eso.
—¿No habíamos quedado en que «eso» es «tú»?
—Entonces me gustas tú.

El ocaso comienza a caracolear sobre el mar, las conchas, las rosas y sus cabellos, suspirando salado por no poder encontrar el final del camino...

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El gatuperio armillado

miércoles, 9 de junio de 2010

Cénit del capricho

Quiero. Quiero tu espacio. Quiero ocupar totalmente tu espacio. Quiero poseer tu espacio por dentro y por fuera, de cerca a lejos, de izquierda a derecha, en redondo... En picado.

Y ya hace unos días de ello, y quiero que sea hasta el infinito que comprende el ahora, apurando el ocaso de un instante que es ya eterno...

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El gatuperio impaciente

lunes, 7 de junio de 2010

Espacio

Mi espacio no tiene otra medida que el tiempo; ha sido sembrado de tulipanes y revienta a azahar y baladres, por sus praderas corren risas y suspiros de satisfacción. No limita con el mar ni la montaña, pero tiene playas en la ribera del sueño en las cuales los tritones veranean en chanclas mientras observan a Parténope aprendiendo a volar.

Mi espacio no aparece en otro mapa que no sea el del calendario de las fiestas de guardar y sus vísperas; marca en rojo la frontera con los besos y en azul los trazados de los caminos de manzana que dibujo sobre el ducado de tu espalda.

Mi espacio es un lugar que, de puro solitario, es ignoto y salvaje pero que prometo conquistar para conquistarte y liberar para cautivarte...

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El gatuperio cartógrafo

domingo, 6 de junio de 2010

En lo del de la obra

La meta es efímera, arde en el fragor del instante, se consume imperceptiblemente y ni siquiera humea.

La meta es un después yermo de posterioridad, un tesoro de monedas fuera de circulación, un premio al albúm de cromos más repetidos, unos labios que besan el vacío mientras los dientes muerden una lengua que tilila...

—«tirita», «tirita», no «tilila»
—¿Por qué? ¿Tiene frío?
—Tu verás, lleva dos días en la orilla...

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El gatuperio fausto

martes, 1 de junio de 2010

Capricho

Sácame de ti, capricho. No puedo más, como si no hubiera mañana ni futuro posible sin tu sonrisa, la insistencia de tu deseo me tiene prisionero del instante en que te tengo cerca.

No soy libre más que para recluirme en tu pensamiento, no tengo más ansia que superar tu abstinencia. Yo ya no soy yo sino otro que se aparta de tu camino y esquiva tus miradas.

¿Qué más quieres?

—Quiero que siempre haya mañana.
—Ya te dije que «siempre» era una palabra muy larga.
—Pues a mí me parece que «capricho» es de cartón...

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El antojo del gatuperio

viernes, 28 de mayo de 2010

Abstracción de la meta

Recorrer un camino por el propio placer de recorrerlo implica una desatención mínima a su final. Disfrutar de cada paso, de la contemplación de lo inmediatamente restante, del repaso de lo superado, necesariamente conlleva una merma en la consideración de la meta; en algunos casos, incluso su negación. Directamente proporcional a esta concepción es la capacidad de abstracción en relación a la meta.

—¡Cómo te lías! Se nota que has llegado al final de un camino que no tiene final.
—Si estoy en el final es porque tiene final...
—Pero no el que tú querías. A los efectos es lo mismo...
—Entonces, daré media vuelta y seguiré avanzando.

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El gatuperio valeroso

miércoles, 26 de mayo de 2010

La marca del gatuperio

Históricamente no ha habido comentarios en este blog. Y cuando alguien ha comentado, normalmente ha sido dentro de un orden y un respeto. Es cierto que en una ocasión se sacó la fregona y se eliminó lo dicho, gracias a Dios. Y también es cierto que hubo otro incidente que también fue harto desagradable visto el plan en que se desembarcó.

A raíz de todo ello, se escribió un gatuperio en el que se dejan claras algunas cosas, de entre las cuales, ahora quiero destacar esta:
Los hay que podrán sacar a Sartre de sus aljabas y asaetearme fieramente con su derecho a completar el círculo de lo literario al leer cualquiera de estos escritos, y no estarán exentos de la razón que asiste al que reclama para sí parte de lo que se ha creado; pero para ello deberán acertar en la diana correcta, y esa diana no estará a tiro hasta que decida entrar en el juego de compartir lo escrito.

Y, muy especialmente, esta otra:
En todo caso, lee quien quiere leer y a ello dispuesto está, y ulteriores motivaciones no corresponden a lo que desde aquí y con estas letras se propone; por tanto, renuncio a sus responsabilidades.

Y con ello añado que quien quiera continuar en ciertas líneas es totalmente libre de hacerlo, pero dentro de un orden.

Por último, recordemos que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro conocimiento, y que revolcarnos en él no hace más que salpicar con nuestra inteligencia a los demás. Y no es lo mismo salpicar que bendecir.

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El gatuperio juez y parte

martes, 25 de mayo de 2010

Vindicación del cuando

Cuando uno sabe lo mismo que otro. Cuando otros saben lo mismo que unos. Cuando lo que saben unos y otros no proviene de la misma contemplación de la realidad, aunque sí de un mismo análisis.

Cuando uno espera a que otro dé un paso adelante sin caer en el abismo que tiene ante sí.

Cuando las verdades todavía no pueden ser verdades, aunque ya no sean mentiras.

Cuando otros oscurecen el discurso para que sólo unos puedan comprenderlo en su totalidad.

—«Cuando» «cuando» «cuando»... ¿Cuándo?
—Todavía no.

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El gatuperio apenelopado

viernes, 21 de mayo de 2010

Farándula de la espera

Soy de los que prefieren esperar a las sirenas en la playa a ir a perseguirlas buceando. Ese es su terreno y allí mi aire se agota muy rápidamente, y más cuando me enamoro.

Así que si quieres aparecer por mi playa, no hace falta que esperes a que anochezca y haya salido la luna, o que las olas justo besen la orilla en una caricia lenta e inexorable. No, si has de venir, sirena, ven, despreocúpate. Yo ya me encargaré que esa función en la que vas a ser la estrella tenga el mejor decorado, la mejor iluminación y todas las posibilidades de éxito...

—¿Y si me olvido del diálogo?
—Seré tu apuntador...

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El gatuperio derechor

domingo, 9 de mayo de 2010

Intensidad del adverbio

Uno afirma: «Si te sientes prisionero del deseo y no hallas por dónde escapar; si quieres olvidar sin olvidar y mentirte con las verdades más claras; si te contienes para no tener lo que tendrías sin contención... Si te sucede todo eso, estás experimentando la intensidad de siempre

—Ya te dije que era muy largo.
—Pero te callaste que era tan intenso en su principio.
—Entonces tu adverbio es otro.

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El gatuperio ahora

miércoles, 5 de mayo de 2010

Principios

El gatuperio no caza, no sale en busca de nada ni de nadie. A lo más, se atalaya y se dispone a dejarse coger...

—¿Y cómo sabes si te han capturado?
—Porque reviso de cuando en cuando mi integridad...

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La desintegración del gatuperio

martes, 4 de mayo de 2010

Mendacia de la amistad

Alguien afirma: «La amistad entre una mujer y un hombre es imposible; siempre habrá un final ulterior.»

—Yo contigo no quiero nada.
—Ni yo.
—Seamos amigos, pues.

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El gatuperio félide

sábado, 1 de mayo de 2010

Diálogo del tirabuzón

Uno dice lo que piensa porque si no lo pensase no lo diría. Otro rebate que si dice lo que piensa, piensa lo que dice. Y un otro otro (que es uno pero otro que no es otro) recuerda que puede ser que se piense lo que se dice cuando se dice, pero ello no implica que se haya pensado antes.

—Oye, para —dice otro—, que me estoy perdiendo.
—¿Dónde te has perdido?
—Es que ahora no sé si soy uno u otro, o el otro que es uno.
—Tú eres otro. Y yo soy uno y un otro.
—Vale, sigue.

Un otro dice que si lo que dice lo hubiera pensado, otramente lo diría antes; otrantes.

—¿Otrantes?
—Incluso otraño. Por eso lo digo ahora, porque si me he de guardar algo de lo que pienso prefiero que sea lo otro que pienso.

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El gatuperio en el bucle

miércoles, 28 de abril de 2010

Siempre

Si me quisieras para diez minutos me tendrías al instante...

—¿Y si luego quiero que esos diez minutos duren siempre?
—«Siempre» es una palabra muy larga.
—Y tanto, no se acaba nunca...

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El gluten del gatuperio

domingo, 18 de abril de 2010

Hai del suspiro

Ya me imagino
prisionero del beso
de tu sonrisa.

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El gatuperio prohaijin

lunes, 12 de abril de 2010

Hoy he visto morir a Dante

Veinte años más tarde, el gatuperio sigue recitando alguna de sus oraciones...
Hoy he visto morir a Dante, y su espíritu he notado como en mí entraba y como mi nombre ha pronunciado mientras en ella pensaba...

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El gatuperio florentino

viernes, 9 de abril de 2010

Metagatuperio

El gatuperio lleva tanto tiempo pensando en sí mismo que no es gatuperio sino metagatuperio.

—¿Cuánto és «tanto tiempo»?
—Mucho tiempo... Todo el tiempo.
—Bobo, eso se llama «mirarse el ombligo»...

Habrá que empezar a llamar a las cosas por su nombre.

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La meta del gatuperio

lunes, 29 de marzo de 2010

Proterno

Tras la lectura del Libro de Arena puede afirmarse que si el espacio es infinito, estamos en cualquier punto del espacio; si el tiempo es infinito, estamos en cualquier punto del tiempo...

Uno se pregunta entonces qué hace tan lejos de otro y si eso tiene que ver con que ya no se quieran.

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El gatuperio sand

martes, 23 de marzo de 2010

Entonces

—Yo sé que seré capaz de cerrar los ojos y percibir la belleza de la misma manera que la percibo ahora que los tengo abiertos.
—Tal vez la belleza será la misma, pero no las cosas bellas.
—¿Cómo? ¿Lo que ahora veo no es bello?
—Sí, pero no lo será entonces.

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El gatuperio cauco

jueves, 18 de marzo de 2010

Novísimo

Muy a lo último, recuerdo que te hice un amor para que pudieras ir a misa de doce orgullosa y segura, envidia de beatas malfolladas y deseo de señorones de manos agrietadas y tez morena.

Recuerdo que mientras el sol empezaba a escodar, las calles repicaron a gloria.

Recuerdo que mientras te disfruté esa era la gloria que se tañía desde todo campanario, en todo momento, sobre mares de mies y siembra de copos.

Recuerdo que te alejabas buscando las sombras del mediodía.

Ahora lo recuerdo todo porque no tengo nada. Pero no añoro más que tu ausencia, el silencio vacío de tus pasos o la puesta de sol al trasluz de la soledad.

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Una melancolía del gatuperio

domingo, 7 de marzo de 2010

Junción

Nuestro camino fue durante un tiempo el mismo, por eso, cuando ibas con tus zapatos de plomo no podía entender que ibas por el tuyo, no por el mío. No era consciente de que cada uno va su camino, no por el del otro. No era consciente que de puro juntos eran diferentes.

Ahora que hace mucho que se separaron, a veces rehago el mío buscando su bifurcación...

—¿Su bifurcación?
—Sí, o encrucijada, cruce, desvío... Llámalo como quieras...
—Prefiero llamarlo confluencia, o encuentro, o unión...
—¿Y si nos quedamos con disyunción?
—¿Y si te propongo conjunción?

Sonríes. Un silencio hecho de miradas procura una cascada de recuerdos...

—Nadie me quitará lo que viví contigo.
—A mí tampoco.

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El gatuperio memoroso

lunes, 15 de febrero de 2010

Sucede

Sucede que ya no me levanto desgarrado por las noches pensando qué podría haber hecho mejor. Y que tus palabras ya no son ese veneno que me quitaba el sueño, ni tu sonrisa despreocupada su frasco.

Sucede, y eso me basta.

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La cotidianidad del gatuperio

lunes, 1 de febrero de 2010

Entropía

Últimamente sucede que la entropía de mi existencia deviene paradigma.

Entonces mudezco un rato...

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El gatuperio memberante

domingo, 24 de enero de 2010

Procelsitas

A veces uno quiere alcanzar la excelencia, llegar a ella por encima de todo, asumirla en su plenitud...

Pero ese es un camino en el que nunca acaba de anochecer, en el que cada vez que se vuelve la vista atrás las sombras se han alargado un poco más... Sí, perpendelo al ocaso.

Y no por ello debe dejar de explorarse y recorrerse; no serviría de nada.

A veces uno debe contraerse al hecho de que perseguir algo que no existe es una manera de crearlo infinitamente...

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El gatuperio procelso

jueves, 14 de enero de 2010

Hai de la estrella

No llega su luz.
Y no es porque no brille;
está en camino.

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El gatuperio prohaijin

miércoles, 13 de enero de 2010

Agazapada

Agazapada, cada una es consciente de la otra, de la misma manera que yo soy consciente de los otros. Igualito que hacen los demás, aguardando en sus cubiles a que se dé un movimiento falso que permita recolocar las fichas sobre el tablero...

El zarpazo de la espera escuece más cuanto más se alarga...

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El acecho del gatuperio

sábado, 2 de enero de 2010

Balance

El gatuperio se ha sentado y ha intentado hacer balance, pero no ha conseguido nada porque no ha sido capaz de serse sincero y decirse la verdad.

—Tal vez si los demás no lo saben, creerán que no les miento.
—Tal vez...

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El gatuperio mendaz