Pensar mucho en el final de algo implica desatender su propio desarrollo. Es la perversión del que no quiere un determinado final y con tal de no tenerlo modifica todo un curso. Entonces lo que deviene ya no es nada de lo que pudo ser.
Pensar mucho en el principio de algo no parece muy contrario a lo anterior, pese a que implica desgobernar suficientemente la nave como para que entre en cualquier rumbo de colisión. Entonces sucede lo que sucede.
Uno prefiere centrarme en el presente, vigilar y manejar con la destreza de la conciencia; saberse completo a cada momento y satisfecho de la experiencia.
Pero, por desgracia, para llegar a esta conclusión uno ha tenido que pensar mucho...
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El gatuperio ocurrido en sexta
Pensar mucho en el principio de algo no parece muy contrario a lo anterior, pese a que implica desgobernar suficientemente la nave como para que entre en cualquier rumbo de colisión. Entonces sucede lo que sucede.
Uno prefiere centrarme en el presente, vigilar y manejar con la destreza de la conciencia; saberse completo a cada momento y satisfecho de la experiencia.
Pero, por desgracia, para llegar a esta conclusión uno ha tenido que pensar mucho...
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El gatuperio ocurrido en sexta
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