viernes, 11 de junio de 2010

Diálogo arremolinado

—Me gusta que me gustes. Me gusta mucho. Me encanta.
—Ya, ya veo que te gusta tanto que te encanta...

Es más de media tarde. Algunas miradas se pierden para no encontrarse con sus ojos. Comienza a mediar una silenciosa eternidad más que cómoda... De pronto, una duda, fática, la rompe.

—Pero... ¿Te gusta más eso que yo?
—«Eso» es «yo». Es lo mismo.
—No, «yo» no, «tú».
—¿Entonces te gusto?
—No sé, a lo mejor me gusta lo mismo que a ti.
—A mí me gusta que te guste que te gusto.
—Entonces me gusta eso.
—¿No habíamos quedado en que «eso» es «tú»?
—Entonces me gustas tú.

El ocaso comienza a caracolear sobre el mar, las conchas, las rosas y sus cabellos, suspirando salado por no poder encontrar el final del camino...

- - -

El gatuperio armillado

No hay comentarios:

Publicar un comentario