domingo, 24 de febrero de 2008

Tres veces te he negado...

...y ahora que suena tu música me dispongo a dibujar mapas lógicos.

No me basta que me apeteciera, he de saber por qué, pero no puedo encontrarle explicación...

Posiblemente no por el cuarto respeto que te tengo, sino por ese segundo respeto que reclamas. No olvido que me has dejado mirarte; no olvides que te he tenido el miramiento debido.

También quizá por poder seguir teniendo un norte en esta zozobra y que la tormenta no me empuje hacia los arrecifes de tu ricura.

Habrá que empezar a ser sincero, y habrá que empezar a serlo por uno mismo, porque me doy cuenta de que, tal vez, a cada negación le ha seguido un nuevo deseo negado precisamente por lo falsas que eran...

Por eso, en este ahora de murallas titilantes, no te niego e incluso te me deseo el séptimo respeto.

Y esto último, a lo mejor sí, sólo porque me apetece, sin más...

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El gatuperio sincérrimo

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