Lo escrito es una elaboración artística de lo vivido. Así pues, puedo afirmar que sólo sé jugar a las cartas enseñando mi última mano antes de jugarla. No es por demostrar que no hago trampas, es para que me las hagan.
Lo mismo me sucede en la vida, debo manifestar lo que quiero vivir para dar la oportunidad a quien corresponda de hurtármelo. Y sucede que, las más veces, lo más deseado, múchamente, me lo hurtan... Y hasta hartarse.
Déjenme pues enseñar estas cartas que el destino me ha repartido y hagan lo que les dé la gana...
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El gatuperio intaimado
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