Y era ese mismo terror que no me deja dormir desde hace tanto ya... Ese mismo terror que cada noche sólo conjura el beso del azufaifo loto...
Porque está claro que tengo derecho a tener patria después de tener patria. Y nadie puede impedírmelo, por mucho que suene el teléfono, esté o no esté. A lo mejor no contesto porque tengo la boca llena tras la drupa y no puedo hablar más que por lágrimas...
No creáis que estoy mal, démosle la vuelta al odre cuando lo vaciemos y veremos como esto es sólo un proceso y no una meta. Es como estar de viaje, sucede, simplemente, que no sé de su final.
Pero sí sé que esté donde esté, y que sea lo que sea, al volver la vista atrás, tal vez machadianamente, podré rebuscar en mis alforjas todo lo que ahora voy encontrando, y que de algo me servirá.
Poquito a poco, a ratos retrocediendo para coger carrerilla, para descansar o para comer azufaifos abenuces, pero poco a poquito, sin dejar de saber que existe un descansadero definitivo, por intangible que sea, por inimaginable que se me antoje, por incierto que resulte...
Gracias.
- - -
El gatuperio agradecido
Hay cosas que simplemente encantan o no encantan. Pero esta tiene "alma" algo más allá.
ResponderEliminar