lunes, 10 de agosto de 2009

Nombres

Cada cosa tiene su nombre. Hasta que no la tiene, no existe. No existe nombre sin cosa.

Por tanto, esto que nos ha pasado a ti y a mí no ha pasado porque cada uno parece haber huido isófenamente de cualquier nombre.

Entonces, desengañémonos: no hubo ni besos de cerveza ni abrazos, ni paseos a la luz de la orilla por la luna, ni dudas sobre si el día siguiente habría fermentado el sabor de tu boca... Tampoco hubo desafíos al exponerlas, ni miedos al comprobarlas.

No, te amó otro y otro te arrancó el agua de las entrañas mientras recorría los caminos de tu espalda caracoleándotela con sus yemas mientras un otro otro te besaba.

No hubo nada porque todo nos fue suficiente para no necesitar ser nombrado. Incluso su noticia es falsa.

Y sin embargo, cada vez que me llene el pecho de tus sábanas recordaré que por pijama tuve tu piel y que no fui más capaz de dormir con ella que de observarte felizmente en silencio, mientras nuestros cuerpos proseguían con su diálogo.

- - -

El gatuperio insomne

3 comentarios:

  1. Permíteme, ilustre gatuperio, que te diga que me encanta la frase: "paseos a la luz de la orilla por la luna".
    Simplemente genial.

    Una reverente squaw peliteñida.

    ResponderEliminar
  2. Elimínese lo de ilustre. Permitido queda el resto. Pero vaya usted más allá y cuéntenos de qué figura literaria se trata lo que tanto le encanta...

    ResponderEliminar
  3. Jajajajajaja!
    No acostumbro a trabajar estando de vacaciones, sin embargo, cuando tenga tiempo trataré de re-ilustrarme, pues el estío hace mella en mis débiles neuronas.
    La squaw de antes.

    ResponderEliminar