Esta mañana de sábado azul removía el café pensando en qué rincón de entre mis sábanas te habías escondido, y se me han ocurrido cientos y cientos. Esta noche no te me escaparás, por mucho que juegues a decirme que realmente ya cruzaste el mar y que busque tu rastro entre las olas.
No. Yo sé que las velas de ese barco no las infló el levante ni las quiso desgarrar la tramontana, y que en su navegar mediterráneo no tocaste más puerto que el que ahora ilumina el mismo faro que me permite empezar a escribir estas líneas.
Yo sé todo eso.
Y más ahora que he descubierto que el horizonte puede estar en cualquier dirección, y no sólo hacia levante...
- - -
El gatuperio argántonico
No. Yo sé que las velas de ese barco no las infló el levante ni las quiso desgarrar la tramontana, y que en su navegar mediterráneo no tocaste más puerto que el que ahora ilumina el mismo faro que me permite empezar a escribir estas líneas.
Yo sé todo eso.
Y más ahora que he descubierto que el horizonte puede estar en cualquier dirección, y no sólo hacia levante...
- - -
El gatuperio argántonico
No hay comentarios:
Publicar un comentario