
No deja de perseguirme.
Por mucho que pise la arena más rápido y mejor, acabo dejando huella...
Y siempre es la misma historia: cuando llevo un tiempo huyendo, me giro y ahí está, él. No me basta con ignorarlo, negarlo o renegarlo...
Nada le es suficiente.
Aun ahíto de la tranquilidad de saberlo tras, cada vez que me giro naufrago en él...
Y me lame recuerdos y anhelos con el cariño del primer día. Mimoso, regalón, consentido se me enrosca hasta hormigonarme de sal a su orilla.
Nada lo desarma.
Ese mar que me atrapa, inacabable me obliga a untar con tu espuma cada uno de mis recuerdos...
Nada le puedo.
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El gatuperio penante
Por mucho que pise la arena más rápido y mejor, acabo dejando huella...
Y siempre es la misma historia: cuando llevo un tiempo huyendo, me giro y ahí está, él. No me basta con ignorarlo, negarlo o renegarlo...
Nada le es suficiente.
Aun ahíto de la tranquilidad de saberlo tras, cada vez que me giro naufrago en él...
Y me lame recuerdos y anhelos con el cariño del primer día. Mimoso, regalón, consentido se me enrosca hasta hormigonarme de sal a su orilla.
Nada lo desarma.
Ese mar que me atrapa, inacabable me obliga a untar con tu espuma cada uno de mis recuerdos...
Nada le puedo.
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El gatuperio penante
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