La lluvia de final de verano me cambia la luz del sol por una intensa fragancia a tierra mojada. Por todas partes, como un ejército en una maniobra envolvente, cerrando cada salida y escapatoria, cerniéndose inapelable como un halcón, imparable. Todo, todo es olor a tierra mojada.
Tierra mojada pero todavía caliente de un sol escondido y secuestrado tras las nubes.
Tierra mojada pero ya seca en sus capas más superficiales, que huele a la podredumbre del recuerdo de lo que fue.
Tierra mojada y revivida escaso tiempo, tal vez sólo para que no muera ni se desmenuce con el paso de los días.
La lluvia de final de verano es violenta, abundante y complicada de guarecer. Y muy muy rencorosa, envenenada por la furia de no ser la primera de otoño...
- - -
El gatuperio que escampa
Tierra mojada pero todavía caliente de un sol escondido y secuestrado tras las nubes.
Tierra mojada pero ya seca en sus capas más superficiales, que huele a la podredumbre del recuerdo de lo que fue.
Tierra mojada y revivida escaso tiempo, tal vez sólo para que no muera ni se desmenuce con el paso de los días.
La lluvia de final de verano es violenta, abundante y complicada de guarecer. Y muy muy rencorosa, envenenada por la furia de no ser la primera de otoño...
- - -
El gatuperio que escampa
No hay comentarios:
Publicar un comentario