miércoles, 27 de agosto de 2008

Sitiar

Razón está ya harta de remar en redondo y piensa tomar al asalto ciertas zonas de Corazón que todavía se niegan a olvidarte, las que lo reconocen abiertamente y se muestran renuentes a otras.

Pero no cuenta con que en otros lugares subsiste un poso dulce de recuerdo que puede obligar a una limpieza más profunda de lo previsto y alargar la campaña hasta el alzhéimer.

Que tenga suerte.

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El gatuperio ante la soba

lunes, 25 de agosto de 2008

Ecpatía

Empatía; RAE dixit: "Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro".

Pero es curioso que próximamente lo que diga sea: "Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos", porque cuando la palabrita entró en el diccionario, la cosa era: "Participación afectiva, y por lo común emotiva, de un sujeto en una realidad ajena."

Así pues, al principio primaban la experiencia y el dominio de la ubicuidad; luego eso ya fue demasiado y por ello ahora basta con identificarse con otro, y ni siquiera eso, metonímicamente, no es necesario el todo, basta la parte...

Lo que duele es que pronto los empáticos además deban ser pareja y compartir sus sentimientos...

Por si acaso, no existe lo contrario...

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El gatuperio aislado

viernes, 22 de agosto de 2008

Música

Últimamente pienso mucho en tus dedos de violonchelista acariciando la cuerda de mi espalda, y en el tambor de tu vientre y su rumor lejano de tribu indígena, y en tus labios de flautista susurrándome al cuello una canción de amor que no he vuelto a escuchar en ninguna otra sala de conciertos...

Bueno, tampoco es que vaya a ninguna.

Por eso al final acabo pensando en tu lengua de organista mayor tocando estos mismos dientes que ahora muerden el vacío...

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El gatuperio melómano

jueves, 21 de agosto de 2008

La puerta que comunica


Yo sé dónde da. Yo sé cómo llegarla. Yo sé dónde está y de qué color es el cielo tras ella...

Podría conseguir su llave, romper sus telarañas y abrir su candado, pero rompería el secreto que me confiaste con tu lengua de ganzúa cuando las cadenas eran mis labios...

No, no me vale abrirla. Las moscas que alimentan esas arañas son espías de aquellos besos que no nos dimos y que todavía nos sobrevuelan, esperando un cambio de guardia o un recuento de control erróneo...

No, no me vale abrirla para que luego no quepas entre el umbral y el dintel, o para que pases pero te dejes las yemas de los dedos en el quicio y me engrases los goznes con tu sangre de horchata tintada...

Confórmate con verla cerrada, si la abro verás por qué no recomiendo a nadie habitar ninguna parte más tiempo del necesario...

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El gatuperio cancerbero

lunes, 18 de agosto de 2008

El Túnel

Bastará decir que soy el Gatuperio Ataraxico, el liante que no mató a nadie, pero que descubrió que su túnel no era como el de Juan Pablo, que decía que, en todo caso, había un solo túnel, oscuro y solitario, el suyo...

Pues no, pintor, hay alguno más. De momento, la diferencia reside en que en mi túnel hay galerías por las que sé que a la puesta de sol entra gente por las aspilleras... Pero sólo las puedo ver a lo lejos, porque al acercarme, invariablemente, han huido por el ojo del techo...


A ratos pienso que sólo entran para salir divididos en octavos, y me quedo horas con el cuello torcido esperando ver alguno por ese trozo de cielo, cruzando como si fuera una estrella fugaz...

Y sólo lo dejo cuando me doy cuenta de que no tengo la seguridad de que eso sea la salida de nada, de que no sé si es el cielo porque estaba cegado por el amor cuando lo toqué...

Y me alejo pensando en si hay otra forma de tocarlo...

A ver si me presentan una María y no la mato.

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El gatuperio sabatino

jueves, 14 de agosto de 2008

El ojo de la escalera



Llegamos juntos al pie de esta escalera. Yo le dejé la mano y le dije que ya podía seguir sola, que no necesitaba su ayuda, que ese abismo no me asustaba y que podía seguir aprendiendo sola a subir.

Y empecé a subir. Y así se lo dije.

Llegamos juntos al pie de esta escalera. Tú me soltaste la mano y me dijiste que pensabas subirla sola, que no me necesitabas, que el abismo iba a estar allí y que debías aprender a subir sin ayudas.

Y empezaste a subir, uno a uno. O eso me decías.

Llegaron juntos al pie de esta escalera. Él no quiso, pero se soltaron las manos y ella le dijo que pensaba seguir subiendo sola, que no necesitaba que nadie la guiara y que ya estaba bien de subir juntos.

Y ella empezó a bajar, pero le decía que subía.

Llegásteis juntos al pie de esta escalera. Tú le soltaste la mano y él escuchó como le decías que no querías verlo más pese a que lo había dado todo por ti.

Y te fuiste en silencio.

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El gatuperio mirando por el ojo de la escalera

miércoles, 13 de agosto de 2008

Trece


En él reside todo el quid de la cuestión.

El juego no es ya honrar la palabra dada sino cabalgarla manteniéndose en todo momento en los propios...

Porque cuando son los trece de otros, no suman veintiséis con los nuestros.

Porque cuando son los trece que compartimos con otros, no tenemos ni seis y medio.

Porque cuando los vemos a la luz del día ya es la una de la tarde, y a la luz de la noche, ya es mañana...

Pero aún así, abandonarlos no los desposeerá de su banco entre el doce y el catorce, y sí permitirá reintegrarlos en la retahíla del rosario para que dejemos el camino que lleva a la aurora.

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El gatuperio treznante

lunes, 11 de agosto de 2008

Intráneo

Sé que dentro de ti te bulle un infierno... Y eso me hace sentirte diaño...

Pero no quiero poseerte así, porque los enemigos del alma son tres y de esta manera sólo soy uno... Si he de ser demonio no quiero poseer tal posesa que queriendo que la posean no deja poseerse...

¿Por qué negarlo? Deseo tu carne tanto como sufro este mundo. Llamar a las cosas por su nombre evita equivocaciones...

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El gatuperio añá

sábado, 9 de agosto de 2008

Voy a ser yo quien te lo diga

Lo siento, pero voy a ser yo quien te lo diga: vives presa de tus sentimientos. Y cada vez que los niegas se construye en torno a tu celda otro patio y otro muro, con sus alambradas, sus torres de vigilancia y sus alarmas.

Y los barrotes del ventanuco son cada vez más gruesos también. Llegará un momento en que no dejarán pasar la luz del sol... Pero eso te da igual, porque entonces, de tanto desearla sobre ti ya no hara falta que la veas, con imaginarla te bastará.

Pero eso no va a solucionar lo de los muros. Y por mucho que los pintes de tristeza seguiré enjaulado entre tus huesos. Hay que ser un héroe para cambiarle a Neruda un jodido por un derrotado estando de camino con la boca amarga. Eso mismo te haré yo, te vendré y no te podré porque con tanto muro con alambrada y tanto patio infinito que atravesar no te me dejarás llegar nunca...

Si quieres ser libre, rompe los muros que tú misma levantas para protegerte...

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El gatuperio con una lima dentro de la barra de pan

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Maldito alambre de espino

miércoles, 6 de agosto de 2008

Marinero de un barco en tierra

Cada vez que pienso en ti me siento marinero de un barco en tierra, y por eso me tiro al umbral de la lectura en la esperanza de que en ese quicio la luz me permita distinguir lo que intuyo que hay entre las líneas.

Mientras tanto, para que no te quepa duda, he limpiado las hélices y les he dado una mano de pintura. Espero poder partir para cuando se den tres cosas: un nuevo sol, buen tiempo y previsión de futuro...

Ya no te servirá de nada hacerme creer que estás escondida al final de un nudo...

Tiraré del cabo y me haré a la vida igualmente...

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El gatuperio cornamuso