domingo, 20 de abril de 2008

Crees que no quiero hablar contigo

Y, realmente, a mí sí me gustaría hablar contigo para participarte que, tristemente, el ocaso desempeña su cargo de heraldo de la noche con presteza e inapelabilidad: no falta jamás a su cita y siempre es certero en su labor de comisionado de las hélices del destino.

Pero no entenderías nada.

Me gustaría hablar contigo para sucederte en la posesión de los recuerdos que nuestro amor te legó, porque a mí no me hizo heredero más que de la pena que lo mató y no tengo otra que desearte por completo de tanto desear los sus recuerdos que atesoras.

Pero no entenderías nada.

Me gustaría hablar contigo para huir del marasmo y la apoplejía y así recuperar el ritmo de la existencia, levando las anclas de mi nao y abandonando de una vez el maldito mar que me atrapó para tocar otros puertos.

Pero no entenderías nada.

Me gustaría hablar contigo para hacer de la palabra la lima que me permita huir de la prisión en la que tu desprecio me ha recluido, liberándome de una culpa que no es mía y por la cual estoy penando...

Pero entenderías demasiado y harías como si nada...

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El gatuperio atenazado

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