sábado, 26 de junio de 2010

Sosquín

Existe una tristeza paralela a la realidad. Existe un puño que aprieta el estómago, sin dedos ni uñas. Existe un desasosiego que no aparece en ningún diccionario porque todo el mundo sabe que sobreviene cuando se es huérfano de abrazos y confianzas.

Existe una melancolía de otros tiempos que solo la esperanza en el mañana mitiga, aunque cuando llegue uno constate que siempre es hoy y nunca mañana...

Y en eso estamos, en soslayar...

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El gatuperio aterido

lunes, 21 de junio de 2010

Concierto

Que podía tocar el tambor de tu espalda con las yemas de los dedos, era algo que sabía. Que su piel era tersa pero firme, era algo que intuía. Que al son de la melodía los dedos me iban a recorrer buena parte del país de mis deseos, era algo con lo que soñaba...

Pero que la orquesta de tus labios, al compás marcado por la batuta de tu lengua, tocara una melodía de acompañamiento... No estaba previsto.

Tendremos que volver a concertarnos...

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El gatuperio solista

Furia

A uno le gustaría poder detenerse en una sensación y experimentarla en su plenitud, de tal manera que no hubiera ni resquicios ni alividaderos ni recovecos en ella... Y eso ocurre cuando la tristeza deviene en única y verdadera, como el sol de mediodía de agosto; o cuando el odio aflora por los poros como la sangre por las heridas abiertas...

Entonces sucede que las lágrimas se convierten en lo más dulce que puede percibirse y por el estómago caen a un agujero negro todas las convenciones sociales. Uno quiere estar solo y con soledad se acoraza de otros y del resto.

Quiero esa emoción para dominarla y forjarme con ella una mirada que me permita incendiar corazones y una lengua que pueda morderme sin que su veneno ni su furia me puedan. Quiero esa emoción para afilar en ella el cuchillo de la venganza y tenerlo siempre preparado...

Y la quiero ya.

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La saña del gatuperio

viernes, 18 de junio de 2010

Decadencia

Atardecen las sombras.

El camino ha sido largo. A pie de arena él da calada tras calada. Ella le marca la distancia sin dejar que se acerque. Él da una calada larga y antes de hablar sopesa cada palabra.

—No quiero que hipoteques tu futuro con un tipo como yo, muñeca... —dice con seguridad mientras expulsa el humo, tras acabar añade— Mereces algo mejor.
—Oh, no, Hunfredo, no digas eso —protesta ella mientras cierra los puños fuertemente queriendo contener lo incontenible, pero le es inútil —. Yo... Yo te amo, Hunfredo...
—Nena, todavía eres demasiado joven como para saber lo que dices —asevera mientras alarga la mano y la acerca hacia sí sin aviso previo—. Cállate y bésame...
—Oh, Hunfredo...

Cada uno siente que el único aire posible proviene del otro.

Música.

Contrapicado.
Plano general del horizonte.
Fundido en negro.

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El gatuperio theend

Aserto del final

El camino a veces no tiene otro final que el final y, aunque parezca paradójico, ese final en ese momento no es el final que uno desea.

—¿Y qué final desea?
—Un final que no sea final.
—Pues empieza por un principio que sea principio.

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El gatuperio contradicto

jueves, 17 de junio de 2010

Mudo

Smith and Wesson describen por vez primera la afasia de Winchester en junio de dos mil diez. La observan en un sujeto al que describen como hipócrita, aunque coherente.

Colt refiere, tras leer el artículo de Smith and Wesson, un caso de afasia de Remington en un individuo solitario que cabalgaba por un campo cuadriculado.

Herrera da noticia ológrafa de un caso de afasia de Maverick en un gatuperio propenso a caprichos y sirenas.

El resto es silencio.

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El gatuperio telmah

martes, 15 de junio de 2010

Promesas

Te miro con los ojos amargos del que siente culpable de nada. Me miras con los ojos dulces del que se sabe inocente de todo.

Un cielo gris rompe lo que no se rompe y empieza a llover sobre donde no puede llover.

Me doy cuenta de que lo que estaba vacío no estaba vacío.

—Pues no, no lo estaba.
—¿Y qué había?
—Tu promesa de llenarlo.

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El gatuperio roto

sábado, 12 de junio de 2010

Estesia del capricho

La experiencia es más completa cuantos más sentidos participen de ella. Te puedo ver y te puedo oir, pero no sé a qué hueles ni sabes, y si te creo suave es porque así te percibo.

Tal vez sea porque me quema el temor a quedarme pegado a tu piel si te acaricio, o a no poder dormir si no me arropo con tus manos, o a no recordar a qué sabe la miel ni qué aroma exhalan las rosas...

Tal vez sea porque ya he perdido los ojos y la palabra...

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El gatuperio hiperestésico

viernes, 11 de junio de 2010

Diálogo arremolinado

—Me gusta que me gustes. Me gusta mucho. Me encanta.
—Ya, ya veo que te gusta tanto que te encanta...

Es más de media tarde. Algunas miradas se pierden para no encontrarse con sus ojos. Comienza a mediar una silenciosa eternidad más que cómoda... De pronto, una duda, fática, la rompe.

—Pero... ¿Te gusta más eso que yo?
—«Eso» es «yo». Es lo mismo.
—No, «yo» no, «tú».
—¿Entonces te gusto?
—No sé, a lo mejor me gusta lo mismo que a ti.
—A mí me gusta que te guste que te gusto.
—Entonces me gusta eso.
—¿No habíamos quedado en que «eso» es «tú»?
—Entonces me gustas tú.

El ocaso comienza a caracolear sobre el mar, las conchas, las rosas y sus cabellos, suspirando salado por no poder encontrar el final del camino...

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El gatuperio armillado

miércoles, 9 de junio de 2010

Cénit del capricho

Quiero. Quiero tu espacio. Quiero ocupar totalmente tu espacio. Quiero poseer tu espacio por dentro y por fuera, de cerca a lejos, de izquierda a derecha, en redondo... En picado.

Y ya hace unos días de ello, y quiero que sea hasta el infinito que comprende el ahora, apurando el ocaso de un instante que es ya eterno...

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El gatuperio impaciente

lunes, 7 de junio de 2010

Espacio

Mi espacio no tiene otra medida que el tiempo; ha sido sembrado de tulipanes y revienta a azahar y baladres, por sus praderas corren risas y suspiros de satisfacción. No limita con el mar ni la montaña, pero tiene playas en la ribera del sueño en las cuales los tritones veranean en chanclas mientras observan a Parténope aprendiendo a volar.

Mi espacio no aparece en otro mapa que no sea el del calendario de las fiestas de guardar y sus vísperas; marca en rojo la frontera con los besos y en azul los trazados de los caminos de manzana que dibujo sobre el ducado de tu espalda.

Mi espacio es un lugar que, de puro solitario, es ignoto y salvaje pero que prometo conquistar para conquistarte y liberar para cautivarte...

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El gatuperio cartógrafo

domingo, 6 de junio de 2010

En lo del de la obra

La meta es efímera, arde en el fragor del instante, se consume imperceptiblemente y ni siquiera humea.

La meta es un después yermo de posterioridad, un tesoro de monedas fuera de circulación, un premio al albúm de cromos más repetidos, unos labios que besan el vacío mientras los dientes muerden una lengua que tilila...

—«tirita», «tirita», no «tilila»
—¿Por qué? ¿Tiene frío?
—Tu verás, lleva dos días en la orilla...

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El gatuperio fausto

martes, 1 de junio de 2010

Capricho

Sácame de ti, capricho. No puedo más, como si no hubiera mañana ni futuro posible sin tu sonrisa, la insistencia de tu deseo me tiene prisionero del instante en que te tengo cerca.

No soy libre más que para recluirme en tu pensamiento, no tengo más ansia que superar tu abstinencia. Yo ya no soy yo sino otro que se aparta de tu camino y esquiva tus miradas.

¿Qué más quieres?

—Quiero que siempre haya mañana.
—Ya te dije que «siempre» era una palabra muy larga.
—Pues a mí me parece que «capricho» es de cartón...

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El antojo del gatuperio