martes, 27 de enero de 2009

Tres flemas

Flema CCCVXIII

Tus derivas se resumen en ponerle nombre a las cosas, colorear los sentimientos, mirar hacia el oeste, correr tras el arco iris y soplar a barlovento. Y en ninguna ocasión dejo de aviarte, cada vez dispones de buena mar en mis caladeros y faenas tranquila. Pero que duermas el sueño de la razón y me produzcas no implica que siempre esté dispuesto a abrazarte.

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Flema CCCVXII

Esta red que nos atrapó está entretejida de dias y noches y se agranda y aumenta con la memoria. Cada cosa que recuerdas se anuda a las anteriores y forma nuevos nudos de referencia de los que no es posible saber el camino correcto. A veces, por un puro azar afortunado, tomas vías que te alejan de ellos y caes en los agujeros del olvido.

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Flema CCCVXI

Me parece que sueñas cuando entre tus dedos llora el viento porque se le atasca la cola entre los dientes y cree que le vas a morder. No despiertas, no despiertas y el viento llora porque no le dejas ir; aunque no sea nada, es libre, y no quiere pudrirse junto a ti. Sueñas, pero las pesadillas son mías.

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El gatuperio expectorante

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