Yo ya sé que tienes dos formas de decirme que no. Una es sencilla y agradable, y lo único que implica es el tiempo que esté dispuesto a esperar a darme cuenta de que ya era no antes incluso de acontecer.
Otra es simple, sin acompañamiento, pompa o justificación: no. Es suave, un baile entre miés y junio que difiere, dilata, pospone... Y camela.
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El gatuperio yunto
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