domingo, 19 de abril de 2015

Dos mil seiscientos cuarenta y ocho

Llega un día en el que uno se da cuenta de que todo lo que ha ido escribiendo son las piezas de una verdad que ya debería haber sido construida y que no llegará a tener lista jamás porque se demora demasiado en los detalles y deja la estructura para nunca...

—¿Así? ¿Sin respirar?
—Sí.

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El gatuperio anaerobio

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