lunes, 5 de octubre de 2009

Desangre

Ahora que el gatuperio deja de ser gatuperio y muta, experimenta una serie de sensaciones hasta ahora muy desconocidas para él.

Una de ellas es la de la puñalada del abandono. En estos momentos mana sangre de esa herida. Parece ser que lo que hubo en su momento fue la tristeza de ser dejado y la costra no era más que la nostalgia de lo conocido y la esperanza de volver a transitar por ciertas sendas, por muy espesas de maleza que estuvieran.

Y es una sangre espesa que se pega al metal como si en ello le fuera la vida, parece como si empáticamente impidiera que esa hoja que se le clavó hasta lo más hondo de las entrañas pueda volver a sentir el frío de la soledad.

Pero por otra parte, el gatuperio quiere curarse de tal herida, porque le duele y le mortifica el sentimiento...

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Una de las sensaciones del gatuperio

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