viernes, 30 de octubre de 2009

El país de los ciegos

—En el país de los ciegos bien puede gobernar un tuerto.
—¿Y si lo es de ambos ojos?

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El cabreo del gatuperio

miércoles, 28 de octubre de 2009

Zapatos de plomo

No, no renuncio a enamorarme de ti. Esos zapatos de plomo que te has puesto para el camino no van a impedírmelo.

Ya puedes demorarte y coger las curvas lo más abiertas posible; ser previsora y hacer noche aunque no hayas caminado ni hasta mediodía; aprovechar las sombras y las piedras que haya al paso; aprovisionarte aunque lleves las faltriqueras a rebosar...

Ya puedes hacer lo que quieras, que yo haré lo que me parezca.

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Una de las intenciones del gatuperio

jueves, 22 de octubre de 2009

Palabras dulces para un futuro amargo

Durante días, de tu boca salieron palabras dulces para un futuro amargo... Pero es ahora cuando me doy cuenta de hasta qué punto y para quién.

Sí. Es tarde para que me digas que me quieres, pero no porque me dijeras demasiado pronto que ya no me querías, sino porque ahora mi tiempo ha dejado de ser entero para convertirse en continuo: he dejado de contarlo por periodos finalizados, ahora lo hago teniendo en cuenta los que empiezo.

Y me es imposibe precisar cuántas veces entonces vertí suavemente al cauce de tu oído que te quería y que no podía pasar un segundo más sin que lo supieras, y no pasaba, aunque tú no escucharas, no pasaba...

Por eso, ahora que me encuentro en ese punto en que es muy pronto para decirle que la quiero, y muy tarde para no quererla, prometo contarlas, para que mi futuro sea dulce y todo lo amargo se lo lleve el viento....

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Lo umami del metagatuperio

lunes, 19 de octubre de 2009

Estos días son esos días...

Estos días son esos días que tanto esperó el gatuperio. Han llegado sin avisar, sin que nada le haya puesto en alerta, simplemente han llegado.

Sí. El gatuperio lo sabe porque está dejando de tener ciertas necesidades que se habían convertido en vicios.

La toma de conciencia también ha sido solapada... Un beso a escondidas paseando por la calle, con amigos, una mano entrelazada bajo la mesa, una sonrisa furtiva entremedio de una conversación sobre el futuro y su consecuencia, su pijama cubriendo otro cuerpo...

Y el gatuperio se concentra en asimilarlo porque aunque lo intuía, se empieza a dar cuenta ahora del punto en el que están las cosas...

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Lo que piensa el gatuperio

miércoles, 14 de octubre de 2009

Abrazos

El gatuperio descubre que le gusta que le abracen y que le quieran mientras sueña.

Y lo descubre tras haberlo cubierto...

[...]

—¿Y qué hiciste durante todo ese tras? —pregunta en un susurro una voz traída por el levante.
—Pues, posiblemente, no pedir nada a cambio. O no soñar.
—Tontito —responde la voz mientras se le acerca bajo la sábana—. Ven que te abrace un ratito más...

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Lo que le encanta al gatuperio

lunes, 5 de octubre de 2009

Desangre

Ahora que el gatuperio deja de ser gatuperio y muta, experimenta una serie de sensaciones hasta ahora muy desconocidas para él.

Una de ellas es la de la puñalada del abandono. En estos momentos mana sangre de esa herida. Parece ser que lo que hubo en su momento fue la tristeza de ser dejado y la costra no era más que la nostalgia de lo conocido y la esperanza de volver a transitar por ciertas sendas, por muy espesas de maleza que estuvieran.

Y es una sangre espesa que se pega al metal como si en ello le fuera la vida, parece como si empáticamente impidiera que esa hoja que se le clavó hasta lo más hondo de las entrañas pueda volver a sentir el frío de la soledad.

Pero por otra parte, el gatuperio quiere curarse de tal herida, porque le duele y le mortifica el sentimiento...

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Una de las sensaciones del gatuperio

jueves, 1 de octubre de 2009

Suspiros

El agua de setiembre se llevó casi todo lo que tenía que llevarse; por suerte, han quedado algunos suspiros enredados entre las conchas.

—¡Corre! ¡Atrápalos! Saben a besos de amor de domingo.
—Pero si tendré que meterme en el agua hasta las rodillas...

[...]

El gatuperio cruza la playa y recoge sus suspiros. La orilla recupera su vaivén y las pisadas de los paseantes. Al fondo, sobre el horizonte, más tarde, volverá a ponerse el sol una vez más.

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La mojadura del gatuperio