jueves, 22 de noviembre de 2012

Vértigo

El gatuperio se está preguntando últimamente si hay algo más triste que irse a dormir sin nada que soñar. Le aterra el vacío del sueño y su falta de color, y duerme sin dormir y cuando duerme, finge soñar para no caer en la nada.

Algunas veces, cuando más profundamente finge, consigue dormirse y si llega a soñar algo no lo recuerda al día siguiente.

Y en eso está, en sacudirse la angustia.

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El gatuperio ansiado

sábado, 17 de noviembre de 2012

Solo cruz

Por inesperadas, no hubiera dicho jamás que tus verdades acabarían por descorrer la cortina de tus mentiras... De otras mentiras, no de aquellas con las que ya vivía y que, aunque no atormentaban, sí que de cuando en cuando me servían de excusa para maldecirme por escoger equivocadamente...

Todo el tiempo me has ido llenando los bolsillos de monedas de doble reverso, que iba lanzando al aire cuando me planteaba reandar el camino, y que podrán haberte servido para pagar la traición del café, pero no sé bien si te alcanzarán para otros vicios en mi compañía...

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El gatumismo nuperio

jueves, 8 de noviembre de 2012

Perverso

Soy consciente de que me haces daño, y de que desearte es perverso. Lo sé; coexiste conmigo.

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El gatuperio perfuncto

sábado, 3 de noviembre de 2012

Puros

Ce e i griega se casaron un once de octubre hace ya la tira de años. No sé quiénes son, ni dónde viven ni a qué dedican su tiempo libre. Me suda la polla. Pero hoy puedo fumarme un Vasco da Gama claro de los que repartieron en su boda. Tampoco recuerdo cómo ha llegado hasta aquí, ni me importa. No lo guardaba para nada en especial, porque estas noches de sábado solito en casa, regado de cerveza, con la música a toda hostia, ya no son especiales.

Pero aquí estoy, paladeando cada bocanada, fumándome la duda de si él, cuando se la trinca, la llama i griega o ye...

A ratos sonrío convencido de que ella es de amores quedos, a lo más de gruñidos, y de uñas largas y con restos de espalda y sangre...

Porque al menos los hay que tienen quien les arañe la espalda y no los recuerdos...

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Algunos rasguños del gatuperio