sábado, 26 de noviembre de 2011

Seudo

A todo esto, el gatuperio empieza a temer la soledad. Se ve siendo eternamente el pequeño amigo del viento del oeste y, a lo peor, creerá haber brindado con chianti por todas esas veces que alguien mata el tiempo leyéndolo desde un tren que llega a todas partes.

—¿Por qué será que últimamente a cualquier hora la luz del sol es blanca como un amaine?
—¿No la querrás anaranjada?
—No, la quiero muda.

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El gatuperio vero

5 comentarios:

  1. No la quieres muda, pero... ¿Quieres escuchar lo que tiene que decir?

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  2. No estaría mal si fuera cierto. No estaría mal si lo pidieras. No estaría mal si existiera un momento para ello. No estaría mal si lo hicieras.

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  3. Seguramente. En los últimos tiempos parece que no damos ni una.

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