En plena agrafía, comprendo y te comprendo.
Ya no habitas en los confines del adverbio,
no te desdibujas en las lindes del espacio y el tiempo gramatical,
hemos pasado de la tercera persona a la segunda,
y de la segunda a la primera...
Y tras el viaje del singular al plural, me habitas.
Eres mi rutina.
No necesito pensarte.
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El gatuperio mabelino
domingo, 12 de febrero de 2017
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