La furia y el rumor me llevan directito al silencio, pero no sé si por el camino del sordo o por el del mudo.
—Mira que sordo es el que no oye porque no puede.
—Pero indiferente es ese que no quiere oír... Y gazmón, aquel que lo finge...
—Mudo es el que no habla porque no puede.
—Ya, y reservado, el que no dice todo lo que sabe, y callado quien no quiere hablar.
—No hay peor ceguera que la que impide mirar dentro de uno mismo.
Y en eso estamos, en hablarnos con la voz del afónico.
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El gatufado emperio
domingo, 6 de enero de 2013
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