Tal vez te hice creer que nunca nos recorreríamos las espaldas ni nos diríamos nada sin usar la boca para la voz ni las manos para los saludos. Tal vez yo lo creía también, tan convencido como ahora lo estoy de que reescribir las confianzas no será necesario si estamos dispuesto a contárnoslo todo palabra por palabra y emoción por emoción.
—Pues yo creo que todavía hay cosas que no puedo contarte.
—Tranquilidad, ya me las contaré yo.
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El gatuperio veraz
—Pues yo creo que todavía hay cosas que no puedo contarte.
—Tranquilidad, ya me las contaré yo.
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El gatuperio veraz
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