viernes, 28 de mayo de 2010

Abstracción de la meta

Recorrer un camino por el propio placer de recorrerlo implica una desatención mínima a su final. Disfrutar de cada paso, de la contemplación de lo inmediatamente restante, del repaso de lo superado, necesariamente conlleva una merma en la consideración de la meta; en algunos casos, incluso su negación. Directamente proporcional a esta concepción es la capacidad de abstracción en relación a la meta.

—¡Cómo te lías! Se nota que has llegado al final de un camino que no tiene final.
—Si estoy en el final es porque tiene final...
—Pero no el que tú querías. A los efectos es lo mismo...
—Entonces, daré media vuelta y seguiré avanzando.

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El gatuperio valeroso

miércoles, 26 de mayo de 2010

La marca del gatuperio

Históricamente no ha habido comentarios en este blog. Y cuando alguien ha comentado, normalmente ha sido dentro de un orden y un respeto. Es cierto que en una ocasión se sacó la fregona y se eliminó lo dicho, gracias a Dios. Y también es cierto que hubo otro incidente que también fue harto desagradable visto el plan en que se desembarcó.

A raíz de todo ello, se escribió un gatuperio en el que se dejan claras algunas cosas, de entre las cuales, ahora quiero destacar esta:
Los hay que podrán sacar a Sartre de sus aljabas y asaetearme fieramente con su derecho a completar el círculo de lo literario al leer cualquiera de estos escritos, y no estarán exentos de la razón que asiste al que reclama para sí parte de lo que se ha creado; pero para ello deberán acertar en la diana correcta, y esa diana no estará a tiro hasta que decida entrar en el juego de compartir lo escrito.

Y, muy especialmente, esta otra:
En todo caso, lee quien quiere leer y a ello dispuesto está, y ulteriores motivaciones no corresponden a lo que desde aquí y con estas letras se propone; por tanto, renuncio a sus responsabilidades.

Y con ello añado que quien quiera continuar en ciertas líneas es totalmente libre de hacerlo, pero dentro de un orden.

Por último, recordemos que los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro conocimiento, y que revolcarnos en él no hace más que salpicar con nuestra inteligencia a los demás. Y no es lo mismo salpicar que bendecir.

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El gatuperio juez y parte

martes, 25 de mayo de 2010

Vindicación del cuando

Cuando uno sabe lo mismo que otro. Cuando otros saben lo mismo que unos. Cuando lo que saben unos y otros no proviene de la misma contemplación de la realidad, aunque sí de un mismo análisis.

Cuando uno espera a que otro dé un paso adelante sin caer en el abismo que tiene ante sí.

Cuando las verdades todavía no pueden ser verdades, aunque ya no sean mentiras.

Cuando otros oscurecen el discurso para que sólo unos puedan comprenderlo en su totalidad.

—«Cuando» «cuando» «cuando»... ¿Cuándo?
—Todavía no.

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El gatuperio apenelopado

viernes, 21 de mayo de 2010

Farándula de la espera

Soy de los que prefieren esperar a las sirenas en la playa a ir a perseguirlas buceando. Ese es su terreno y allí mi aire se agota muy rápidamente, y más cuando me enamoro.

Así que si quieres aparecer por mi playa, no hace falta que esperes a que anochezca y haya salido la luna, o que las olas justo besen la orilla en una caricia lenta e inexorable. No, si has de venir, sirena, ven, despreocúpate. Yo ya me encargaré que esa función en la que vas a ser la estrella tenga el mejor decorado, la mejor iluminación y todas las posibilidades de éxito...

—¿Y si me olvido del diálogo?
—Seré tu apuntador...

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El gatuperio derechor

domingo, 9 de mayo de 2010

Intensidad del adverbio

Uno afirma: «Si te sientes prisionero del deseo y no hallas por dónde escapar; si quieres olvidar sin olvidar y mentirte con las verdades más claras; si te contienes para no tener lo que tendrías sin contención... Si te sucede todo eso, estás experimentando la intensidad de siempre

—Ya te dije que era muy largo.
—Pero te callaste que era tan intenso en su principio.
—Entonces tu adverbio es otro.

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El gatuperio ahora

miércoles, 5 de mayo de 2010

Principios

El gatuperio no caza, no sale en busca de nada ni de nadie. A lo más, se atalaya y se dispone a dejarse coger...

—¿Y cómo sabes si te han capturado?
—Porque reviso de cuando en cuando mi integridad...

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La desintegración del gatuperio

martes, 4 de mayo de 2010

Mendacia de la amistad

Alguien afirma: «La amistad entre una mujer y un hombre es imposible; siempre habrá un final ulterior.»

—Yo contigo no quiero nada.
—Ni yo.
—Seamos amigos, pues.

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El gatuperio félide

sábado, 1 de mayo de 2010

Diálogo del tirabuzón

Uno dice lo que piensa porque si no lo pensase no lo diría. Otro rebate que si dice lo que piensa, piensa lo que dice. Y un otro otro (que es uno pero otro que no es otro) recuerda que puede ser que se piense lo que se dice cuando se dice, pero ello no implica que se haya pensado antes.

—Oye, para —dice otro—, que me estoy perdiendo.
—¿Dónde te has perdido?
—Es que ahora no sé si soy uno u otro, o el otro que es uno.
—Tú eres otro. Y yo soy uno y un otro.
—Vale, sigue.

Un otro dice que si lo que dice lo hubiera pensado, otramente lo diría antes; otrantes.

—¿Otrantes?
—Incluso otraño. Por eso lo digo ahora, porque si me he de guardar algo de lo que pienso prefiero que sea lo otro que pienso.

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El gatuperio en el bucle