Contigo, en este momento, el gatuperio se gratula de poderte decir muy claramente que todo aquello que tú le has tirado a la cara como un esfuerzo y un sacrificio, él ya lo tiene más que cumplido sin por ello haberlo pintado del color del quid pro quo.
Porque lo que para ti fue normal, para él pudo ser un martirio. Porque lo que tú reclamaste como sudado por tu esfuerzo, él ya lo había recogido durante la travesía de la esperanza de un futuro común. Porque cada vez que se te caía algo y desdeñabas su porvenir, él te remendaba el hatillo, te cosía los bolsillos y te cerraba las alforjas creyendo firmemente que lo siguiente podía ser tu propia soledad.
Y, pese a todo, finalmente cayó, y por ello nos gratulamos el uno con el otro.
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El gatuperio pasionado
Porque lo que para ti fue normal, para él pudo ser un martirio. Porque lo que tú reclamaste como sudado por tu esfuerzo, él ya lo había recogido durante la travesía de la esperanza de un futuro común. Porque cada vez que se te caía algo y desdeñabas su porvenir, él te remendaba el hatillo, te cosía los bolsillos y te cerraba las alforjas creyendo firmemente que lo siguiente podía ser tu propia soledad.
Y, pese a todo, finalmente cayó, y por ello nos gratulamos el uno con el otro.
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El gatuperio pasionado
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