Ahora mismo la existencia es miserable. Sólo cuenta llegar a mañana, pero ya no es importante desearlo, basta con llegar, sea como sea.
Da igual despertarse medio tapado por la colcha, casi con los zapatos puestos y el fregadero apestado de latas, con colillas hasta en la garganta.
Da igual despertarse.
A lo mejor ni tan siquiera es necesario.
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El gatuperio áspero