domingo, 18 de mayo de 2014

Romanencias

Permiso, el gatuperio se sabe exento y suelto, pero se resiste al despojo de la correa; aunque manumiso, el gatuperio se sabe errado, pero errante a veces coincide con otros errados y otros otros errantes también. Pese a todo, preciso, el gatuperio es consciente, según sea la compañía, correcto o atesto, de los caminos de erradura por que manece y resta.

Y en ello está la gracia: calzarse o no de haches, cruzarse o descruzarse, callar o callar...

Y cada cosa en su momento justo.

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El gatuperio ferrado