lunes, 13 de enero de 2014

Retractatus

Ya no temo despertar los domingos en una casa vacía, ni aunque sea la mía. Tampoco temo acostarme sin que me den las buenas noches, aunque esa no haya sido nunca una de mis obsesiones...

Ni tan solo soñar que duermo acompañado es motivo ya de desayunos melancólicos y silencios para conmigo mismo.

Y no es que ahora pueda hacer frente a todo ello, es que, simplemente, me da igual. Últimamente, ahora, otras cosas me preocupan más, pero no sé qué son todavía, sólo puedo sentirlas: duelen. Aunque no pueda nombrarlas resuenan, y su eco me atormenta y me quita las ganas de decir nada, a pesar de que nada diga.

Habrá que ir añadiendo un punto sétimoprimero.

- - -

El gatuperio carente