Capricho del capricho, el gatuperio cae en su propia red, enfermo del mal que dice curar y reo de leso antojo...
Y purga su condena recorriendo con las yemas de los dedos caminos de chantecler con el sol de la puesta al fondo, esperando encontrar el que lleva a un muelle en el que embarcarse en quimeras de olas y rizos y espuma...
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El gatuperio cazado