El gatuperio procura pasar inadvertido. Tanto es así que su presencia puede llegar a confundirse con la ausencia...
—Y la ausencia alimenta el recuerdo. O eso dicen.
—¿Qué recuerdo?
—Cuando te escondías en los más recónditos rincones de mi memoria huyendo de cualquiera de mis deseos.
—Será porque en aquella época no disfrutaba al soñar contigo sabiendo que toda respuesta tuya iba a ser no.
—Será porque entonces todavía existía el sí...
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El gatuperio osente