De entre los seis elementos de la comunicación el receptor se erige en juez. A él va dirigido todo y de él todo retorna.
Y cuando uno dice todo otro debe entender todo, y no vale pretender que nada o algo son todo.
—¿Ni siquiera un poco?
—Ni eso.
—Pues seguiré creyendo que todo es por mí.
—Hazlo, yo también creo que es por mí.
- - -
El mí gatuperio
Y cuando uno dice todo otro debe entender todo, y no vale pretender que nada o algo son todo.
—¿Ni siquiera un poco?
—Ni eso.
—Pues seguiré creyendo que todo es por mí.
—Hazlo, yo también creo que es por mí.
- - -
El mí gatuperio