miércoles, 29 de abril de 2009

Desamanecer


Por un momento me has mirado largamente.

Sí, tú. Tú me has mirado largamente. Y no creas, me ha dado tiempo a descubrir que mientras en un ojo se te muere el sol del rencor, en el otro te resquema un amanecer radiante.

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El gatuperio estereoscopicado

domingo, 26 de abril de 2009

Es una tarde de las que tardan



El actor principal hoy es un sol que no ha caído a plomo.

Este teatro no cobra la entrada para ver la función. No hay asientos de platea y el gallinero está imposible. Encuentras un lugar en alguna parte.

Sólo consigues abstraerte pensando qué más puede consumirse.

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El gatuperio crepuscular

sábado, 11 de abril de 2009

Noticia de Worcester

Me perdería la arrogancia si dijera que esperaba tus visitas. Bueno, tal vez más la segunda que la tercera, y siempre estas dos más que la primera. De todas formas, es totalmente falso que esas secretas esperanzas fueran auténticas esperas.

Tú ya me conoces de sobras y sabes que escribo así lo que siento asá.

Ha pasado poco más de un año y el tiempo te ha dado la razón: no soy de fiar ni de confiar. Ese camino que en su momento tomaste a mí me iba a llevar a ninguna parte, y es de justicia reconocerte que aunque pudiera parecer que la luz del sentido común no lo iluminaba demasiado, sí lo iluminó lo suficiente.

Al final, tanto fotografiarte puestas de sol fue el refugio de las ansias de amanecer; tal vez por eso lo que desde esta lejanía es mi ocaso, desde allí donde tú estés es tu despertar.

A todo esto, recuerdo con un punto de melancolía cómo el principio coincidió con la muerte de Umbral y cómo, pese a lo mucho que ha llovido y los muchos charcos en los que me he ido metiendo, sigo siendo tan vanilocuente como él sublime.

Puedo esforzarme en decir mucho porque sé que al final no habré dicho nada. Tal vez ni mereceré una tira de Mafalda por respuesta.

Y sabes que no me dará igual porque sabes que cualquier cosa que hagas será interpretada como respuesta. En sazón, lo más que me va a suceder es que no contestes, entonces ya sabré que no quieres saber nada; y eso es precisamente lo que más me va a doler: constatar como tu necesidad de aprender no pasa bajo el puente de mi estupidez.

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El gatuperio bimembre

martes, 7 de abril de 2009

Mirares adversativos

Tú me has visto y me has mirado más de la cuenta. No has parpadeado. No has dicho nada. No te ha importado lo que un poco más tarde hubiera podido suceder.

Uno podría pensar que parece claro que que tu futuro no es el mío, pero otro cree que cuando miras no miras pero miras, porque está convencido de tu mirada adversativa y de tu capacidad de ver lo que otros no ven donde ven lo que ven; a lo mejor es porque ves cosas que sólo quieres que puedan ser vistas por ti.

Yo sé que miras hacia dentro. Y que cuanto más lejos clavas más adentros miras. Y eso te impide apreciar lo que hay en tus afueras. Pierdes el tiempo en procurar que nadie más husmee en tu interior.

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El gatuperio lleco

miércoles, 1 de abril de 2009

Sendas de yerro

Trufado de reniegos, baldones, oprobios e imprecaciones, el camino de la culpa se recorre siempre con el rabillo del ojo, más pendiente uno de lo que sucede detrás, por si pudiérase rehacer, que no delante.

Calzarse con emperros no permite llegar más lejos; abjurar puede ser de cobardes, temerosos ellos más del infierno en la Tierra que de la espera, eterna, del tren de la redención en el andén de la culpa. Ese viaje al sueño de los justos sólo puede darse en comunión con uno mismo, asumido todo lo asumible y sin otro lastre que el de la propia propuesta de mejora. Esquivar cualquier intento de vindicación que no brote del propio manantial del sentido común se hace también imprescindible.

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El gatuperio estigmatizado